domingo, 17 de mayo de 2009

EL ROBLEDO

El robledo ,es una finca que abarcauna gran extension de terreno, en el termino de Alanis, San Nicolas del Puerto y Constantina, debe su nombre a que en la antiguedad , la mayor parte de este territorio , estaba cubierto de robles,arbol de una madera durisima que fue utilizado para la construccion de traviesas para las vias de los ferrocarriles, y fueron tantos los robles que fueron talalados para este menester, que practicamente hoy en dia esta casi extinguido en la mencionada finca, aunque todavia se encuentran algunos grupos de ellos dispersos por esta finca.

La situacion de esta finca, partiendo de Alanis,por la Alameda del Parral,se encuentraa unos oce kilometros.

Parte de esta finca que llena de nostalgicos recuerdos a quien esto escribe,fue propiedad desde muy antiguo , propiedad de mis antepasados , mi bisabuelo , Juan Castillo Bermejo,mi abuelo Francisco Castillo Rojas, y de mi padre Francisco Castillo Espinola y sus hermanos. En este lugar pasada yo las temporadas de verano, que aun hoy en dia hecho tanto de menos,recurdos aquellos hermosos veranos,cuando el calor apretaba ,y el campo se llenaba con el canto monotomo y ritmico de las chiccharras, y el gri-gri , de los grillos,las hermosas noches estrelladas,de luna llena,contempladas desde la cama al aire libre,bajo una encina de la era ,donde me llegaban los ruidos de la noche , que ya nunca mas he vuelto a escuchar, pero que permanecen claros en mi memoria. Los cencerros de las vacas,el miu-miu,del mochuelo, y otras voces misteriosasde las noches verniegas.

Durante el dia, en la era disfrutaba como un loco, en el trillo ,dando vueltas continuas,trillando las mieses, mientras conteplaban , las dos bestian desiguales , que titaban del trillo.mientras mis tios aventaban, para separar la paja del grano .

Lo que menos me agradaban eran las comidas,ya que durante todos los dias que duraba mi estancia en el cortijo,el gazpacho,fue el noventa por ciento de los platos que comiamos,junto con algun puchero, y las migas que yo diria que eran fijas a la mesa los trescientos sesenta y cinco dias del año.

Pero verdaderamente,era encantadora la hora de la comida al mediodia,cuando debajo de una gran encina ,a la puerta del cortijo , se reunian todos en deredor de la hoya, oel dornillo, o la sarten,sobre una mesa baja,rodeada por corchos y sillas,para ver quien podia pillar algo solido, mision casi imposible la mayoria de las veces .

Despues de dormir la siesta,que era y sigue siendo sagrada por estas tierras,enfilabamos mi tio Antonioy yo el camino de la huerta, a un kilometro aproxiamadamente,del cortijo,donde el tio David,era el hortelan,alli existia y aun existe, una vieja alberca,regularmente construida,en la que mi abuelo, habia echado algunos peces, que se multiplicaron rapidamente,y que ya de muy mayor el que esto escribe ,podia comprobar que aun seguian alli.Esta alberca era para mi la mejor de las piscinas, pues en aquellos años no habia piscina en ninguno de los pueblos de la comarca,alli pasaba la tarde dentro de sus fras aguas, hasta anochecido, que ya empezaba a refrescar , y el tio Antonio me obligaba a la fuerza a salir de ella.

Lo que mas falta echaba yo, eran las comidas,pero algunas noches habia suerte,y caia una tortilla francesa de dos huevos,que me sabia a gloria,y que me preparaba Isidora, mujer de mi tio Antonio, a los que una noches les di un susto de muerte, al cogerles las piernas cuando se iban a acostar desde debajo de la cama , cuando ya habian apagado el candil de mecha .Yo dormia placiadamente en una magnifica cama echa de seis sillas de enea juntas, mientras al otro lado de la pared, una veintena de vacas, me hacian compañia, pero ni sus mugidos, ni sus cencerros hacian mella en mis sueños.

No hay comentarios:

Publicar un comentario